Un dìa
tendiste tu mano
desprolija y sonriente.
Me abrigaste
con tu blanca escencia
Àngel, mama postiza.
Abriste mis ojos
me hiciste saber ùnica
empujandome a la vida.
Fortaleciendo mis mañanas
con tu inmensidad de colores
con dragones en cuentos.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario